Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 5 de enero de 2019
GRACIA
Romanos 3:22-24
"Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción,
pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios,
pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó."
La justicia, o la buena posición con Dios, es un regalo que Él da, no un salario que ganamos. Todos hemos pecado y quebrantado los justos requisitos de Dios. A todos se nos ha dado la oportunidad de creer en Jesucristo y recibir su sacrificio por nuestros pecados. No hay niveles diferentes de pecado o de nuestra necesidad de la gracia de Dios. Todos necesitamos la misericordia de Dios.
¿Por qué esto es tan difícil de aceptar para algunos?
El orgullo nos ciega a nuestra necesidad de Dios. El orgullo nos ciega a nuestro propio pecado. Racionalizamos nuestras elecciones de pecado y tratamos de manejar nuestro pecado a través del balanceo con buenas acciones. Nos comparamos con otros cuyos pecados parecen más malos que los nuestros. La simplicidad de las palabras, "todos han pecado" y "todos los que creen", corta nuestros esquemas de manejo del pecado y nos llama a rendirnos.
¿Qué estamos esperando?
Señor Jesús, gracias por justificarme libremente ante tus ojos por tu gracia. Gracias por el perdón y la libertad.
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