Romanos 2:12-13
"Todos los que han pecado sin conocer la ley también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley por la ley serán juzgados.
Porque Dios no considera justos a los que oyen la ley, sino a los que la cumplen."
¿Por qué la obediencia a la ley de Dios trae justicia?
La ley fue dada por Dios para revelar los caminos de Dios y su naturaleza. Para estar en una relación correcta con Dios debemos vivir de acuerdo a sus caminos. Sin embargo, mantener la ley es imposible. Todos pecamos y quebrantamos la ley de Dios. El Señor Jesús sin pecado fue la única persona que guardó la ley. Fue su muerte en nuestro nombre la que pagó la pena por nuestro pecado y nos hizo justos ante Dios. Jesús es nuestra justicia.
Es el Espíritu Santo enviado a cada seguidor de Jesús en su conversión, quien nos capacita para morir a nosotros mismos y a la vida egocéntrica y vivir para Jesús y sus caminos. Esta circuncisión del corazón y el llenado diario del Espíritu (si lo pedimos) nos permite vivir una vida justa ante Dios. Es la gracia y la bondad de Dios las que nos llevan al arrepentimiento y la conciencia de nuestra necesidad de Dios. ¡El Señor Jesús es nuestra suficiencia!
Señor Jesús, me humillo ante ti y te agradezco por tu sacrificio y tu Espíritu, quiero vivir para ti.
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