Proverbios 10:8
"El de sabio corazón acata las órdenes,
pero el necio y rezongón va camino al desastre."
Una de las marcas de la madurez espiritual es el autocontrol en el habla. El corazón se desborda a través de nuestro discurso. Con la madurez espiritual viene un corazón rendido y lleno de amor. Nuestras palabras a veces son una distracción de escuchar a Dios y a los demás.
Con la madurez viene la gracia de escuchar antes de hablar. La rapidez de nuestra respuesta, la cantidad de palabras que usamos a lo largo del día y el cuidado con el que hablamos, son áreas de atención para un discípulo de Cristo. Estamos en un proceso de crecer hacia la madurez si el Espíritu Santo está obrando en nuestras vidas.
Nuestro discurso indica dónde estamos en ese viaje.
Señor Jesús, estás trabajando en mi corazón. Oro por tu gracia, autocontrol y amor para marcar mi forma de escuchar y de hablar. En tu nombre, amén.
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