Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 21 de enero de 2019
UNIDAD
Efesios 4:3-6
"Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. 4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; 5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; 6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos."
La paz de Cristo es la paz de un vencedor. Jesucristo ha derrotado el pecado y la muerte a través de su sacrificio sin pecado. Ahora tenemos paz con Dios a través de Jesucristo, la fuente de la paz.
Como la paz de Cristo gobierna en nuestros corazones, estamos unidos a todos los demás que conocen esta misma paz con Dios. Nuestras vidas están unidas por su Espíritu en un cuerpo, el cuerpo de Cristo. Este cuerpo global de Cristo tiene una esperanza, una fe y un bautismo. Hemos entregado nuestro pecado, vida personal y voluntad propia a Jesús.
Él es nuestro Señor y Rey victorioso. El vínculo de paz es tanto el depósito de su Espíritu en nuestros corazones, que garantiza nuestra herencia eterna, como la presencia viva de Dios en nosotros, que nos impide pecar contra nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Este vínculo es una realidad en nuestras vidas, pero debemos hacer todos los esfuerzos para rendir nuestra obstinada voluntad cada día al Espíritu de Dios para que experimentemos su unidad y su paz.
Señor Jesús, tú eres nuestra paz, nuestra unidad y nuestra vida. Bendito seas por siempre.
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