viernes, 25 de enero de 2019

HUMILDAD



Filipenses 2:3
"No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos."


El ministerio y las misiones no están exentos de ambición egoísta o engreimiento vano simplemente por su categoría de vocación. 


Cuando la ambición egoísta nos motiva, tratamos a las personas como herramientas para lograr nuestra visión. Con una ambición egoísta, aún no hemos experimentado la disciplina diaria de ceder al Espíritu y morir a nosotros mismos. El "yo" tiene mucho control y el éxito del ministerio alimenta a ese yo ambicioso. El orgullo o la vanidad nos impide ver nuestra ambición como un problema y, de hecho, convierte a Dios en nuestro enemigo. 

Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. 

La humildad eleva a los demás y considera sus sentimientos, esperanzas y dolor, no solo los nuestros. Jesús hará morir la ambición egoísta y vano engreimiento si nos arrepentimos y entregamos todo a Él. Caminar y vivir a la manera de Jesús nos obliga a orar diariamente, "no mi voluntad, sino tu voluntad".

Señor Jesús, gracias por exponer la ambición egoísta y la vanidad en mi vida. Me humillo ante ti y ante los demás, y elijo rendirte mi voluntad hoy de nuevo. Amén.

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