viernes, 4 de octubre de 2019

ORACIÓN POR EL LUGAR DE TRABAJO





Santiago 5:16
"Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz."


La oración puede impactar significativamente el trabajo que hacemos y la forma en que lo vemos. Sin embargo, en nuestras oraciones diarias, a menudo excluimos las necesidades que encontramos en el trabajo. Por alguna razón, nuestro trabajo y lugares de trabajo no entran en nuestras mentes mientras oramos. Como resultado, es posible que no experimentemos la plenitud de lo que Dios quiere para nosotros cuando estamos en el trabajo. 


Cuando comenzamos a orar por nuestro trabajo, reconocemos que Dios está activo en todo lo que hacemos, no solo en nuestras vidas "personales" o "espirituales". Y esto es transformador. Sin embargo, la oración no cambia el corazón de Dios hacia nuestro trabajo tanto como cambia el nuestro. Y cuando comenzamos a ver nuestro trabajo como Dios lo ve, experimentamos el poder de la oración y de la gracia de Dios.

Una de las oraciones que vemos con mayor frecuencia en la Biblia, especialmente en las cartas de Pablo, es para que el pueblo de Dios tenga poder. Si bien todos somos tentados de vez en cuando a buscar el poder por razones equivocadas, el tipo correcto de poder sigue siendo algo bueno.

Pablo quería que la gente viera a Cristo más claramente, y sabía que el poder de Dios lograría eso. El evangelio es el poder de cambiar a las personas (ver Rom. 1:16), y cuando las personas ven a Cristo más claramente, tienen el poder de vivir y actuar como Dios lo quiso.

El poder transformador y creativo de Dios está sobre nosotros, y puede influir significativamente en nuestro trabajo y la forma en que vivimos nuestras vidas. Cuando comenzamos a orar por nuestro trabajo, reconocemos que Dios está activo en todo lo que hacemos, no solo en nuestras vidas "personales" o "espirituales".

Por varias razones, es fácil olvidar orar sobre los altibajos de nuestro trabajo. Podemos enfocarnos en orar por familiares y amigos, o en nuestro propio crecimiento o necesidades personales. Pero descuidamos los problemas que surgen de o en el trabajo. Sin embargo, Dios quiere abrir nuestros ojos para ver cómo puede hacer más de lo que podemos pedir o imaginar (ver Ef. 3:20) en cada esfera de la vida. Su poder cambia no solo la forma en que vemos, sino también la forma en que oramos. 


Él quiere que le expresemos nuestro agradecimiento por el trabajo que hacemos, así como que le solicitemos cualquier preocupación que tengamos. Y quiere que nos demos cuenta de que la oración puede cambiar incluso nuestras circunstancias en el trabajo.

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