Romanos 4:3
"Pues ¿qué dice la Escritura? «Le creyó Abraham a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia»."
Durante un verano particularmente caluroso, un grupo de agricultores se reunió en su iglesia para orar por lluvia. El clima seco amenazaba su sustento y su situación era desesperada. Después del servicio, una niña le preguntó a su padre si la gente realmente esperaba que lloviera. "Por supuesto", respondió el papá. "De lo contrario, no estaríamos aquí". "Pero papá", protestó la niña, "¿cómo es que nadie vino a la iglesia con un paraguas?"
En la primera oración registrada en la Biblia (Génesis 15: 1-6), vislumbramos la fe de Abraham. Es una fe que va más allá del entendimiento humano. Cuando Abraham fue anciano y encorvado por los años, se quejó a Dios de que no tenía heredero. Dios le prometió a Abraham que sería bendecido con un hijo, y Abraham creyó a pesar de su vejez. A partir de ese momento vivió con la expectativa de que Dios le diera un hijo. En esencia, Abraham comenzó a llevar el paraguas de la fe en esta primera oración.
Hubo momentos en que Abraham dudó, pero sobre todo, vivió una vida de fe. Lo que a Abraham le parecía imposible se convirtió en realidad porque le creyó a Dios. Dios siempre honra la fe de sus seguidores. Santiago nos recuerda: Pero que pidan con fe, sin dudar (Santiago 1: 6). Nuestras súplicas unidas a la fe dan a luz a la oración contestada. Cuando oremos, creamos.
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