Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
miércoles, 6 de marzo de 2019
ME DISTE VIDA
Isaías 38:15-17
"»Pero ¿qué puedo decir?
Él mismo me lo anunció, y así lo ha hecho.
La amargura de mi alma
me ha quitado el sueño.
Señor, por tales cosas viven los hombres,
y también mi espíritu encuentra vida en ellas.
Tú me devolviste la salud
y me diste vida.
Sin duda, fue para mi bien
pasar por tal angustia.
Con tu amor me guardaste
de la fosa destructora,
y les diste la espalda a mis pecados."
A veces Dios llama nuestra atención a través de la enfermedad física y nos llama a la humildad y la entrega de una manera que nadie más podría hacer. Nuestra vida es idea de Dios. Él nos dio un espíritu viviente para que pudiéramos vivir para Él y para Su gloria.
Cuando elegimos vivir para nosotros mismos y nuestra propia gloria, ¿cómo llama Dios nuestra atención?
No hay un megáfono más fuerte que la enfermedad, y la enfermedad hasta la muerte es el volumen más alto.
¿Nos humillaremos a nosotros mismos?
¿Invitaremos al consejo y la perspectiva de Dios?
Para aquellos con enfermedades terminales, quienes aman y sirven a Dios, su respuesta de humildad y adoración es también un megáfono para el mundo que la gracia de Dios es suficiente para cada desafío. Este mundo no es nuestro hogar. Todos nuestros espíritus regresan un día a nuestro Creador y Redentor.
Señor Jesús, tú eres mi Maestro. Gracias por las limitaciones y las lecciones de humildad que he aprendido a través de la enfermedad y las lesiones. Que seas glorificado en mi vida siempre. Así sea.
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