Apocalipsis 22:1-2
"Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, 2 y corría por el centro de la calle[a] principal de la ciudad. A cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce cosechas al año, una por mes; y las hojas del árbol son para la salud de las naciones."
Cuando consideramos dónde encontrar vida, Jesús nos devuelve a la Fuente, a lo radical (nuestras raíces), al agua de la vida que es verdaderamente la vida. Solo Dios puede dar vida. El río de la vida que fluye de su trono es vida para todos los que tienen sed y desean estar satisfechos en el centro de su ser.
El regalo del agua de la vida es gratis, pero debemos ejercer nuestra voluntad y elegir. Los árboles que no pueden encontrar agua mueren. Cuando nuestras raíces encuentren el agua de la vida, nuestra fruta sanará a quienes nos rodean. La sanidad no comienza con nosotros, nuestras habilidades o actitudes. La sanidad comienza con Dios. Él es la Fuente de la vida y ofrece Su vida a todos los que tienen sed.
Señor Dios Todopoderoso, gracias por tu agua de vida. Gracias por el Espíritu de Dios que fluye como un río a través de mí a otros que tienen sed.
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