Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 4 de mayo de 2019
EL RÍO DE LA VIDA
Ezequiel 47:12
"Junto a las orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán, y siempre tendrán frutos. Cada mes darán frutos nuevos, porque el agua que los riega sale del templo. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas serán medicinales."
La presencia de Dios a través del Espíritu es como un río de vida al que somos invitados. La entrega de nuestra vida y voluntad a Jesús (no solo nuestro pecado) requiere un intercambio: nuestras vidas por la vida de Jesús.
¿Confiaremos plenamente en Jesús y en todo?
¿Confiaremos en Su Espíritu?
¿Nos moveremos más allá de nuestros dedos de los pies o rodillas hacia el río de Su presencia y seremos llevados a donde sea que Él nos lleve?
Este río es vida, pero la zambullida en él implica un riesgo, implica dejar ir. La vida que da frutos y las hojas curativas a lo largo del río son los dones transformadores de Dios para las naciones. ¡No seamos espectadores de este río de la vida, sino participantes activos y portadores de Su vida a las naciones!
¡Señor Jesús, confío en tu presencia y elijo unirme a ti en las profundidades del río de la vida!
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