Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 3 de mayo de 2019
CRECER Y FORTALECERSE EN ESPÍRITU
Lucas 1:80
"El niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en el desierto hasta el día en que se presentó públicamente al pueblo de Israel."
Juan el Bautista nació en circunstancias inusuales en una familia sacerdotal anciana, después de la profecía dada a su padre Zacarías. El Espíritu Santo vino sobre él en el vientre de su madre cuando entró en contacto con María, la madre del Mesías. Fue la presencia y el poder del Espíritu en su vida lo que distinguió a Juan por su misión en la vida. Creció físicamente, pero también se hizo "fuerte en espíritu".
¿Cómo nos hacemos fuertes o poderosos en espíritu?
Nos rendimos al Señor Jesús y nos ofrecemos sin reservas a sus propósitos para nuestras vidas. Nosotros también nos encontramos con Jesús e invitamos a Él a llenarnos con Su Espíritu. Diariamente cedemos y obedecemos los más leves impulsos del Espíritu. Debemos crecer y desarrollarnos en cada área de la vida, ¡pero lo más esencial es la fuerza de nuestro espíritu!
Señor Jesús, gracias porque tu Espíritu se comunica con mi espíritu y me da fuerza, sabiduría y dirección hoy.
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