Lucas 14:26-27
"Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo."
El costo de nuestra salvación fue la muerte de Jesús. Jesús claramente dice que el costo de entrar a su reino es alto. Nosotros también debemos pagar un precio. Nuestro amor por Jesús debe ser mucho más grande que nuestro amor por nuestra familia.
Nosotros también debemos llevar nuestra cruz y morir para seguir a Jesús. La vida personal no puede vivir en presencia del Salvador crucificado y resucitado. Hemos sido comprados por la sangre de Jesús. Ahora lo seguimos a Él y no a nuestros propios impulsos y deseos. Somos aprendices aprendiendo a obedecer la voz del Padre, como Jesús.
Señor Jesús, no soy digno de ser llamado tu seguidor. Tú eres el camino, la verdad y la vida. Ruego por la gracia para llevar mi cruz y seguirte, para tu gloria.
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