Gálatas 1:10
"¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo."
No podemos ser complacientes al hombre y complacientes a Dios. Cuando Jesús nos llama a ser sus siervos, renunciamos a otras lealtades y lo colocamos primero. El precio de ese compromiso viene cuando los hombres nos malinterpretan o critican por nuestras prácticas o creencias y debemos elegir dónde se encuentra nuestra lealtad principal, ya que los sirvientes siempre están disponibles para la voluntad de su amo.
Para complacer a Jesús, debemos buscar su rostro y pasar tiempo con Él. Él es nuestro líder, nuestro maestro y nuestro primer amor. No podemos servir a dos señores.
Jesús eres mi primer amor y mi maestro. Elijo escucharte y obedecerte hoy, para tu gloria.
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