domingo, 16 de junio de 2019

TESTIGOS



Hechos 26:16-18
"Ahora, ponte en pie y escúchame. Me he aparecido a ti con el fin de designarte siervo y testigo de lo que has visto de mí y de lo que te voy a revelar.
Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envío a estos
para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados”."


El llamado de Pablo fue el de un testigo que había visto y oído acerca de Jesús. Fue testigo y siervo de Jesús. Nosotros también debemos primero encontrarnos y experimentar a Jesús y su gracia salvadora en nuestras vidas antes de que seamos testigos. 


Cuando damos testimonio de verdades proposicionales que no hemos experimentado, ese testimonio carece de la unción del Espíritu Santo. Somos testigos ante todo de una persona que conocemos, el Señor Jesucristo. Ese testimonio personal es un arma: vencemos con la palabra de nuestro testimonio. El poder de Satanás ha sido derrotado por la muerte y resurrección de Jesús. Nuestra experiencia del fruto de ese acto de salvación es nuestro mensaje más poderoso.

Jesús, tú eres mi historia. Dame oportunidades para que otros te señalen hoy, para tu gloria.

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