Job 2:12-13
"Desde cierta distancia alcanzaron a verlo, y casi no lo pudieron reconocer. Se echaron a llorar a voz en cuello, rasgándose las vestiduras y arrojándose polvo y ceniza sobre la cabeza,
y durante siete días y siete noches se sentaron en el suelo para hacerle compañía. Ninguno de ellos se atrevía a decirle nada, pues veían cuán grande era su sufrimiento."
Con amigos como éstos...
Piensa en la última vez que trataste de consolar a alguien que estaba sufriendo. ¿Qué hiciste bien? ¿Qué hiciste mal? ¿Qué harás diferente la próxima vez?
Una forma en que Dios consuela a las personas heridas es poner amigos que den consuelo en sus vidas. Y si estamos siguiendo a Dios, algún día seremos uno de esos amigos solidarios. El apóstol Pablo dice: “Alabado sea... el Dios de todo consuelo, quien nos consuela en todos nuestros problemas, para que podamos consolar a aquellos en cualquier problema con el consuelo que nosotros mismos recibimos de Dios ”(2 Corintios 1:3-4). Dios usa nuestras experiencias para llegar a otros con compasión y consuelo. Aquí hay algunos consejos a tener en cuenta al hablar con alguien que está sufriendo:
* Pídele a Dios que te guíe antes de hablar. Él te dará las palabras correctas para decir.
* Dale a tu amigo herido la oportunidad de compartir sus sentimientos. Escucha atentamente y haz preguntas. No intentes corregir nada de lo que dice la persona.
* No use frases prefabricadas ni intentes dar respuestas simples. En cambio, escucha y hazle saber a la otra persona que tu preocupación es real.
* Ora con tu amigo.
* Pregunta si puede hacer cosas simples, como tareas o mandados, para facilitar un poco la vida de tu amigo.
Oración: Querido Dios, gracias por poner seres queridos en nuestras vidas que se preocupan por nosotros y nos consuelan. Enséñanos a ser personas que puedan ofrecer atención y consuelo a otras personas que sufren. Amén.
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