Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 18 de abril de 2020
PREPARANDO EL CAMINO
Juan 1:6-9
"Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran.
Juan no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo."
Juan el Bautista tuvo un trabajo interesante. Él era, por así decirlo, el líder designado para el Mesías. Él desafió a la gente a confesar sus pecados, le contó a la gente acerca del Salvador que vendría y luego se retiró. Uno de mis amigos lo dijo de esta manera: "Juan el Bautista preparó el camino, lo declaró y luego se apartó del camino".
En realidad, tú y yo tenemos algo en común con Juan. Somos los precursores, líderes y emisarios de Cristo. Nuestro trabajo es confrontar con amor, desafiar con valentía, luego ser invisibles, permitiendo que Dios haga lo que solo Él puede hacer. Hacemos esto en nuestros lugares de trabajo, y lo hacemos en nuestros hogares.
Somos los embajadores de Cristo. No nos ha pedido que establezcamos una política, que estemos frente a los micrófonos, o que incluso intentemos con nuestra propia sabiduría y creatividad convencer a las personas de su necesidad de un Salvador. Su cargo es bastante simple: desafiar tiernamente a las personas con el ejemplo de nuestras propias vidas a vivir con rectitud, estar preparados para contarles a otros sobre nuestro amor por Cristo y su asombrosa gracia, y luego dejar que Dios haga el trabajo.
Prepara el camino, declara el camino y luego sal del camino. Dios es muy bueno en lo que hace.
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