Proverbios 3:12
"Porque el Señor disciplina a los que ama,
como corrige un padre a su hijo querido."
Si tienes hijos, esto probablemente te suene familiar. Y desde que eras niño alguna vez, también sabes lo que significa desobedecer y luego enfrentar las consecuencias. Los israelitas también se equivocaron. En repetidas ocasiones ignoraron las advertencias de Dios y no siguieron las reglas que Él les impuso. Finalmente, Dios castigó a su pueblo enviándolo al exilio en Babilonia. Sin embargo, incluso en su disciplina, Dios proporcionó una nota de esperanza: aunque el templo fue destruido, sería reconstruido. Aunque estaban en el exilio, el pueblo de Dios volvería a vivir en la tierra prometida. A pesar de su desobediencia, recibirían otra oportunidad de hacer las cosas bien.
Dios ama a su pueblo, y Él "disciplina a los que ama, como padre al hijo en el que se deleita" (Proverbios 3:12). ¡Pero la disciplina no es el final del amor! Es solo el comienzo de una larga historia de gracia y misericordia, perdón y reconstrucción sobre las ruinas de los errores del pasado.
Como hijos de Dios, todos tenemos mucho que aprender. Dios nos ama. Es firme, pero también paciente y amable. Él quiere que crezcamos y seamos seres humanos espiritualmente maduros.
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