Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 14 de agosto de 2020
EL SEÑOR ES DIOS
Juan 1:14
"Y el Verbo se hizo hombre y habitó[a] entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad."
El enfoque de Dios para establecer una relación con Israel en el Sinaí representa un momento significativo en la historia humana. Hasta el Sinaí, los dioses se consideraban limitados territorialmente y sin obligación para con los pueblos. Sin embargo, Dios eligió liberar a Israel de la esclavitud en Egipto de una manera tan espectacular para demostrar su amor por Israel para que pudieran conocer la magnificencia de Dios por encima de los dioses de otras naciones. Como se destaca en otros textos, el libro de Deuteronomio fue escrito para ayudar a Israel a comprender y recordar el poder de Dios para liberarlos, su soberanía sobre el cielo y la tierra (no un rincón de la tierra) y su amor por ellos sobre otras naciones. Con ese fin, Moisés recordó constantemente a cada generación lo que Dios había hecho por sus antepasados al llamarlos a recordar la historia de su liberación.
Juan 1 narra otro momento monumental en la historia humana, uno que es digno de ser recordado consistentemente: la encarnación. Cuando Dios tomó carne humana e "hizo su morada" (literalmente, "tabernáculo"; v. 14) entre el pueblo de Dios, se les proporcionó un mayor acceso a Dios a través del ministerio público de Jesús. Es a través de Jesús que Dios ha demostrado su poder para liberar a su pueblo del poder del pecado, nos mostró su amor absoluto y proporcionó una manera para que todas las naciones de la tierra tengan una relación con el único Dios verdadero.
Jesús, gracias por hacer de tu morada entre nosotros personas y permitirnos tener una relación con el único Dios verdadero. Amén.
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