miércoles, 26 de agosto de 2020

LLEVANDO NUESTRO PECADO



1 Juan 2:2
"Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo."

Hay dos cabras en las etapas del ritual del Día de la Expiación descritas en Levítico 16. Una cabra cumplía su propósito al morir y la otra al permanecer con vida. La primera cabra era sacrificada como sacrificio, su sangre rociada en la tapa de expiación, la tienda de reunión y el altar. La segunda cabra llevaba los pecados de la nación sobre su cabeza. Aarón ponía ambas manos sobre esta bestia mientras confesaba todos los pecados de Israel. Este es el origen del término chivo expiatorio. El animal fue llevado, llevando todos sus pecados, y era liberado en un lugar remoto donde no podía regresar al campamento israelita.

Cuando Jesús hizo expiación en la cruz, cargó con los pecados de la raza humana (1Jn. 2:2). Para el cristiano, toda la culpa ha sido eliminada, y no volverá. Jesús murió bajo el peso de nuestros pecados y la ira justa de Dios para que podamos tener perdón y tener nueva vida en Él (1 Pedro 2:24).

Jesús, gracias por ser mi chivo expiatorio. No merecías esto, pero lo hiciste de buena gana, y por eso te estaré eternamente agradecido. Amén.

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