Josué 24:14-15
"»Por lo tanto, ahora ustedes entréguense al Señor y sírvanle fielmente. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraron al otro lado del río Éufrates y en Egipto, y sirvan solo al Señor.
Pero, si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor»."
El gran roble en Siquem fue el primer lugar donde Abraham construyó un altar al Señor Dios Todopoderoso en la Tierra Prometida. Fue allí donde Dios le prometió toda la tierra como su herencia (Génesis 12:6). Fue bajo este roble donde Jacob enterró todos los ídolos y joyas paganas que su familia había adquirido al huir del área. Bajo este mismo roble en Siquem, Josué renueva el pacto de Dios con el pueblo.
Todas las tribus se comprometieron con el pacto, incluyendo a Dan, las mismas tribus que rápidamente abandonaron al Dios vivo y encontraron ídolos para adorar después de unas pocas generaciones (Jueces 18). Nuestras palabras y emociones del momento nos influyen para hacer promesas que no podemos cumplir. Mientras fallamos y nos dirigimos hacia la idolatría, Dios no falla. Él es fiel a su pacto con nosotros. Dios recordó su promesa a Abraham y la cumplió a través de Josué. Él también mantendrá sus promesas a nosotros.
¿Le cumpliremos nuestras promesas?
Señor Dios Todopoderoso, has sido fiel a través de los siglos; nunca cambias. Gracias por tu pacto conmigo. Elijo nuevamente este día para ser fiel a nuestro pacto y vivir para ti, para tu gloria.
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