Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 17 de noviembre de 2018
SAMUEL
1 Samuel 3:19-21
"Mientras Samuel crecía, el Señor estuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho.
Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que el Señor había confirmado a Samuel como su profeta.
Además, el Señor siguió manifestándose en Siló; allí se revelaba a Samuel y le comunicaba su palabra."
Escuchando y respondiendo a la palabra del Señor como uno de los representantes del Señor, eso es lo que distinguía a Samuel en Israel. Él era un líder porque la presencia de Dios estaba con él.
¿Qué cualidades nos distinguen como líderes o servidores en el reino de Dios?
Cuando confiamos en la autoridad y los títulos posicionales, nuestras palabras a menudo caen al suelo y mueren. No hay poder transformador en esas palabras, no hay vida. Sin embargo, cuando nuestras vidas se pasan a comunión con el Dios vivo, su Palabra está viva dentro de nosotros y estamos llenos de fe, esperanza y amor. Nuestro liderazgo es sostenido por Dios y su presencia. La Palabra de Dios enfoca nuestras vidas y las palabras que compartimos con Dios, las personas y el mundo al que nos dirigimos.
Señor Jesús, gracias por hablar. Gracias porque tus palabras para mí hoy son vivas, activas y transformadoras de la vida.
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