martes, 27 de noviembre de 2018

REFUGIO EN ÉL



Salmos 34:8 
"Prueben y vean que el Señor es bueno;
    dichosos los que en él se refugian."

La huida de David de Saúl lo dejó sin nada más que el Señor. Huyó a la ciudad de Gat, la misma ciudad de la que Goliat había venido (David llevaba la espada de Goliat cuando entró en la ciudad). David estaba vulnerable, hambriento y temeroso. 

Fue en esta circunstancia que clamó a Dios por refugio, protección, provisión y dirección (Salmo 34), y experimentó un gran avance. Dios libró a David de todos sus temores (Salmo 34:4). En el hambre y la sed tenemos la oportunidad de convertir nuestra necesidad en oración y clamar al Señor. El hambre es creada por Dios para ser satisfecha. Nuestro apetito habla de una necesidad creada por Dios que Él desea satisfacer. David fue satisfecho por Dios tanto física como espiritualmente. Jesús más tarde invitó a sus seguidores a dirigir su hambre espiritual hacia Dios. Solo Dios puede llenar el vacío de nuestros corazones.

¿Tomaremos nuestro hambre, nuestras necesidades y nuestra vulnerabilidad ante Dios y clamaremos por él?

Señor Jesús, tú eres mi fuente. Mis ojos están en ti y te clamo por mi vida este día.

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