2 Corintios 9:6-8
"Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará.
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes."
Los seguidores de Cristo han recibido el regalo más increíble que se pueda imaginar en el amor, la gracia y la misericordia de Dios. No les cuesta nada, pero a Jesús le costó todo. Cristo no solo les ha dado vida y aliento a sus seguidores, sino que, con su muerte y resurrección, ha vencido al pecado y a la muerte.
Por eso, cuando se trata de dar, los porcentajes estrictos son cosa del pasado y los cristianos no viven bajo el peso de la obligación. En cambio, Pablo deja en claro que los creyentes deben dar generosamente y pueden disfrutar de una generosa recompensa. Es más, la actitud del donante es más importante que el tamaño de su regalo.
Dar está destinado a ser un acto de adoración: la oportunidad del creyente de responder a la gracia y gloria extravagantes de Dios. Dios satisface generosamente las necesidades de su pueblo, tanto físicas como espirituales. Dar es una oportunidad para que su pueblo use esos dones para devolverle honor y gloria. Así como Él fue extravagante en sus ofrendas, también los seguidores de Cristo tienen la oportunidad de ser extravagantes en sus regalos.
Jesús, ayúdame a ser un dador generoso y alegre. Por favor, permite que mis dones se utilicen para promover tu reino y difundir tu amor. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario