Hechos 16:22
"Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran."
La fe se trata de confiar en Jesús sin importar las circunstancias diarias. Pablo y Silas habían sido golpeados, desnudos y encarcelados por seguir a Jesús (16:22-23), pero la verdadera prueba de su fe vino en cómo respondieron a su encarcelamiento. No buscaron acciones legales ni recurrieron a quejas; no cuestionaron el plan de Dios. En cambio, decidieron orar y cantar a Dios (16:25). Esta actividad y su actitud debieron parecerle extrañas a los demás prisioneros, ¡y al carcelero!
Para mostrar su gloria a través de las circunstancias de Pablo y Silas, Dios envió un terremoto para sacudir las cosas. El carcelero pensó que los prisioneros habían escapado; desesperado, se dispuso a quitarse la vida: sabía que sería condenado a muerte si los prisioneros escapaban bajo su vigilancia. En lugar de buscar su propio bienestar, Pablo y Silas se quedaron en la prisión y ministraron al carcelero. Tenía que ser alucinante ver a dos prisioneros responder a su crueldad de una manera tan tierna.
Hizo la pregunta que es "La pregunta" para las personas que han visto a Dios y a su pueblo en acción: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" (16:30). La respuesta es simple porque el mensaje es claro: "Cree en el Señor Jesús, y serás salvo" (16:31). Pablo era un teólogo brillante, pero también sabía que el mensaje de Jesús era maravillosamente simple y estaba listo para compartirlo claramente en un momento de apertura y oportunidad.
Jesús, gracias por hacer la salvación tan simple, para que alguien como yo pueda recibirla. Amén.
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