Proverbios 26:4-5
"No respondas al necio según su necedad,
o tú mismo pasarás por necio.
Respóndele al necio como se merece,
para que no se tenga por sabio."
Estos versículos no se contradicen entre sí. Deben leerse juntos. El punto es enseñar discernimiento. En algunos casos, no vale la pena corregir a los tontos si responderles requiere agacharse a su nivel. En otros casos, los necios deben ser corregidos, particularmente si existe la posibilidad de que responderles les aclare la diferencia entre sabiduría y necedad. La sabiduría es el discernimiento para saber cuándo responder y cuándo no responder.
Jesús asombró a la gente con esta habilidad. Sabía cuándo una respuesta no serviría de nada, y en esas situaciones optó por permanecer en silencio. Y sabía cuándo ofrecer corrección. Sabía exactamente cómo responder o no responder. Jesús respondió al desafío de los fariseos acerca de que los discípulos no se lavaban las manos (Mt 15: 1 - 9), y reprendió la afirmación de Pedro de que la noción de Jesús sufriendo y muriendo era inconcebible y errónea (Mt 16:23). Pero también se negó a jugar al juego de los sumos sacerdotes sobre de dónde venía la autoridad de Jesús (Mt 21:23 - 27), y permaneció en silencio durante su juicio (Mc 15: 5). Jesús creció en sabiduría (Lc 2:52), lo que implicó desarrollar la capacidad de leer personas y situaciones. Y el Espíritu produce esta sabiduría semejante a la de Cristo en los seguidores de Jesús.
Jesús, por favor dame sabiduría sobre cuándo hablar y cuándo callar. Ayúdenme a saber qué preguntas responder y qué interacciones no valdrán la pena. Amén.
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