Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 27 de febrero de 2014
INTIMIDAD CON DIOS
Salmo 42.1
"Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía."
Nuestro Señor Jesús no actuaba a menos que viera a su Padre actuar. No hablaba hasta escuchar a su Padre hablarle a Él. Ninguna acción u obra tomó lugar sin la dirección de su Padre.
Como Jesús podía escuchar lo que otros no podían, actuaba en forma diferente a la de ellos:
¿Recuerdas cuando todos estaban perturbados a causa del hombre que había nacido ciego? Jesús no lo estaba. De alguna manera sabía que la ceguera revelaría el poder de Dios (Juan 9.3).
¿Recuerdas cuando todos estaban angustiados por causa de la enfermedad de Lázaro? Jesús no lo estaba. Era como si Jesús pudiera escuchar lo que nadie más podía.
Jesús tenía una comunión permanente con su padre.
¿Crees que el Padre desea lo mismo para cada uno de nosotros?
¡Definitivamente! Dios desea tener la misma intimidad constante contigo que tenía con su hijo. ¿De qué forma? Por medio de la oración Tú le hablas a Dios. Por medio de la lectura bíblica Él te habla a tí. No hay atajos.
¿Te animas a hacer de la oración y la lectura bíblica prioridades a partir de hoy?
Oración: Señor, gracias porque puedo tener intimidad contigo. Gracias porque Jesús rompió el velo que nos separaba de tu presencia. Ayúdame a hacer de la oración y la lectura bíblica una prioridad en mi vida. Es el gimnasio espiritual para ejercitar los dones y los talentos que me has dado. En el nombre de Jesús te lo pido. Amén.
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