Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 24 de febrero de 2014
¿QUIÉN ES TU DIOS?
Deuteronomio 6:5
"Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas"
Una vez escuché a alguien en un funeral decir acerca del fallecido: «Él estaba cerca de su Dios. Ahora está a salvo».
Esto me hizo reflexionar: Es cierto que muchas veces cada uno de nosotros pareciera que tiene su propio "dios". Muchos de nosotros, y me incluyo al decir esto, durante mucho tiempo vivimos de la manera que quisimos y aún así no nos poníamos a pensar sobre en dónde pasaríamos la vida eterna. Los eventos como la muerte de alguien muy cercano nos hacen reflexionar al respecto, pero luego se nos olvida y ya no pensamos tan seriamente sobre lo que será de nosotros cuando abandonemos esta tierra...
...Pero las Escrituras dicen que sólo hay un Dios verdadero. «El Señor nuestro Dios, Señor uno es» (Deuteronomio 6:4).
Y Él es santo (Levítico 19:2).
Él dice que no estamos a la altura de Su regla para una relación con Él. «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23).
Conclusuón: Nuestro pecado nos ha alejado de Él.
En Su amor, el Padre celestial proveyó el camino hacia Sí por medio de Su perfecto Hijo Jesús, quien murió para pagar el castigo por nuestro pecado. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Pero necesitamos humillar nuestros corazones y recibir Su regalo del perdón.
Solamente hay un único Dios verdadero. Él es santo y ha provisto el único camino de vida eterna por medio de Jesús.
¿Es Él el Dios en quien confías? Piensa en ello, seriamente.
Oración: Señor Dios, reconozco que muchas veces no he dejado que gobiernes mi vida completamente. Quiero pasar el resto de la eternidad contigo y por eso hoy vengo delante de tí, con un corazón arrepentido y humillado. Confieso mi pecado, mi necesidad de tí. Ten misericordia de mi. Confieso que creo que Jesús murió por mi, que Tú lo resucitaste y gobierna contigo. Rindo mi vida, mi corazón a tí. Hazme la persona que Tú quieres. En el nombre de Jesús, amén.
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