jueves, 20 de febrero de 2014

LA FUERZA DEL AMOR DE DIOS


Romanos 5.8
"Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros."


No puedo dormir, no puedo entender lo que Dios hizo por mi, y lo que sigue haciendo. Mil pensamientos vienen a mi mente: "¿Por qué yo? Soy malo, soy pecador, soy incapaz de hacer algo bueno por mi mismo... ¿Por qué yo?"

Y en mi interior puedo distinguir pensamientos que alguna vez he leído en mi Biblia, pero no recitados como de memoria, sino pronunciados de lo más profundo de un corazón amante:

«¿Puedes algo hacer para que yo deje de amarte?», «Obsérvame hablar tu idioma, dormir sobre tu tierra y sentir tu dolor. Conozco la debilidad humana, sé cómo se siente que tu propia familia y amigos te abandonen, sé lo que un hijo mío tiene que vivir en un mundo lleno de maldad»

«¿Que si entiendo yo cómo te sientes? Mira a los ojos inquietos de un niño en Nazaret hace cientos de años; es Dios que camina hacia la escuela. Aquel carpintero que sonríe al entregar un trabajo bien hecho. El dolido amigo que lloró al ver a su amigo Lázaro muerto en su tumba.»

«¿Te preguntas cuánto durará mi amor? Encuentra la respuesta en una cruz astillada, sobre una colina escabrosa. Es a mí a quien ves allí: tu Creador, tu Dios, clavado y sangrando. Cubierto de escupidas e impregnado de pecados.»

«Es tu pecado el que estoy sintiendo. 
Es tu muerte la que estoy muriendo. 
Es tu resurrección la que estoy viviendo. 
Eso es lo mucho que te amo»

Y no pude más. Cerrando los ojos, di gracias por la vida. Gracias por ese amor, gracias por ese Dios tan misericordioso que tengo... Y pude dormir en paz.

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