Isaías 54.13
"Y todos tus hijos serán enseñados por el Señor; y se multiplicará la paz de tus hijos."
Nunca subestimes las reflexiones de un padre creyente. Nunca subestimes el poder que se manifiesta cuando un padre ruega a Dios en favor de un hijo.
¿Quién sabe cuántas oraciones están siendo contestadas ahora mismo debido a la fe y la perseverancia de un padre hace cinco, diez, quince o veinte años?
Dios escucha a los padres que claman con devoción y con fe. Dios escucha la sinceridad de un corazón que sólo busca el beneficio de otra persona y no el propio. Dios escucha y responde cuando percibe un corazón como el de Él: dispuesto a darlo todo por su hijo.
El orar por nuestros hijos es una noble tarea. A veces en esta sociedad que nos obliga a correr, a hacer las cosas rápidas, a estar ocupados todo el tiempo, no hacemos el espacio para clamar a Dios por nuestros hijos, cuando están bien y sanos. No hay nada más especial y precioso que el tiempo que un padre invierte en luchar y reflexionar con Dios en favor de su hijo.
¿Lo hacemos ahora mismo?
Oración: Dios, gracias por los hijos que me has dado. Realmente son tuyos Señor. Gracias porque me has dado las fuerzas para proveerles. Hoy te pido por ellos, que los hagas hombres y mujeres de bien, que no cometan los errores que yo he cometido, pero que aprendan de los míos. Te pido que los cubras, que los guardes de todo mal, que les des sabiduría para actuar, discernimiento para saber cuándo y gracia para con los demás. Que sean portadores del evangelio de paz y que puedan conocerte a tí cada día más. Es lo que quiero, Señor: El éxito para ellos. No en cosas materiales, que serán añadidura, sino en tus asuntos mi Dios. Gracias por escucharme. En el nombre de Jesús, amén.
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