Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 18 de agosto de 2018
ARREPENTIMIENTO Y NUESTRA CAPACIDAD DE AMAR
Lucas 7:29-30,47
"Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan. Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan."
"Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama."
Nuestra capacidad de amar a Dios y experimentar el perdón de Dios en nuestras vidas está determinada por la profundidad de nuestro arrepentimiento. El bautismo de Juan fue un bautismo de arrepentimiento. Ese arrepentimiento suavizó los corazones de las personas al evangelio del reino que Jesús compartió. El fariseo que recibió a Jesús sintió que estaba haciendo un favor a Jesús invitándolo a su casa a cenar. Sin embargo, la prostituta que limpió los pies de Jesús con lágrimas, cabello y perfume sabía la profundidad del arrepentimiento y el correspondiente perdón que ella necesitaba para la libertad. Recibir el evangelio como una opción lógica sin convicción de pecado y arrepentimiento produce creyentes de corazón frío que aman poco.
¿Cuán profundo ha Sido el arrepentimiento en nuestras vidas?
El arrepentimiento es un camino que recorremos, no un evento de una sola vez. Sin una profundidad de arrepentimiento inicial de la salvación, descuidaremos este camino. No podemos evitar la convicción del Espíritu Santo en nuestra prisa por convertirnos o el resultado son corazones fríos con poca capacidad para recibir y dar el amor de Dios.
Señor Jesús, gracias por el regalo del arrepentimiento. Gracias por tu increíble amor por mí. Quiero corresponder a ese amor.
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