Génesis 35:2-3
"Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado".
Con la violación de Dina y las matanzas de venganza posteriores de todos los hombres en Siquem, la familia de Jacob estaba en una situación crítica. A veces nos encontramos en circunstancias desafiantes, quizás no tan dramáticas como las de Jacob, pero también nos preguntamos si hay una salida...
La respuesta de Jacob fue llamar al Señor y regresar al último lugar donde se encontró con Dios: en Betel. La respuesta de Jacob fue llamar a su familia a la pureza y la libertad de todos los demás dioses. Sin pureza no experimentaremos la presencia de Dios. El terror de Dios cayó sobre las ciudades aliadas con Siquem que podrían haber atacado a la familia de Jacob. La salida siempre es humillarnos ante Dios y dejar que nos guíe. La presencia de Dios es suficiente
Señor Jesús, me humillo ante ti y busco tu rostro este día. Gracias por brindar siempre una forma de escapar de la tentación y los ataques. Bendito seas por siempre, amén.
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