Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 15 de diciembre de 2018
¡LÍMPIAME!
Salmos 51:1
"Ten compasión de mí, oh Dios,
conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad,
borra mis transgresiones."
El enfoque principal de David fue la presencia de Dios. Confrontado por su pecado, David se arrepintió rápidamente. En el arrepentimiento, su enfoque fue la restauración de la presencia y la comunión del Espíritu Santo en su vida. Todo en la vida de David cambió cuando Samuel lo ungió con aceite y el Espíritu Santo llenó la vida de David.
El Espíritu Santo inspiró canciones dentro de él. Su valor para la batalla vino de una fuerza que no era la suya. El discernimiento para guiar bien a los hombres, para idear estrategias y liderar con humildad, todo provenía de la unción del Espíritu Santo en la vida de David. Sin embargo, todo eso se puso en riesgo cuando, durante su rebelión, sedujo a Betsabé y mandó a matar a su marido. David anhelaba tener un espíritu firme y dispuesto, pero sabía que solo vendría a través del sacrificio de un espíritu quebrantado y un corazón contrito.
¿Qué tan valiosa es la comunión del Espíritu Santo en nuestras vidas?
¿Sabemos cuando Él está afligido?
¿Haremos lo que sea necesario para experimentar la restauración de la presencia de Dios y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas?
Señor Jesús, tu comunión y la presencia de tu Espíritu son vida para mí. Gracias por tu misericordia de mí este día.
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