AMABILIDAD

Filipenses 4:4-5
"Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!
Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca."

Si caminaras por la calle y preguntaras a cinco personas qué piensan que significa la palabra gentileza, ¿cuántos dirían que una persona gentil es dócil, fácilmente intimidada o pasiva? En nuestra cultura, la asertividad y la franqueza son rasgos de personalidad más valorados para los seres humanos que la gentileza o amabilidad.

Pero las Escrituras valoran la amabilidad. Aquí Pablo explica lo que significa ser virtuoso, especialmente en vista de las disputas que habían surgido entre los filipenses. ¿Cómo iban a construir la unidad? Primero, debían regocijarse. Si se concentraban en regocijarse en el Cristo resucitado, se centrarían en su gozo común en lugar de en las diferencias que podrían dividirlos. Luego, debían "dejar que [su] amabilidad fuera evidente para todos". La gentileza conlleva la idea de ser razonable. No significa que la verdad esté comprometida; más bien, significa que la verdad se defiende con una consideración cuidadosa del punto de vista del otro. Hay una cualidad encantadora en la gentileza que ahuyenta la ira y la hostilidad.

Pablo les recordó a los filipenses que la clave de la paz era la oración de agradecimiento. Les exhortó a que le dieran todas sus ansias a Dios mientras daban gracias (versículos 6-7). Más que eso, Pablo alentó a sus lectores, incluyéndonos a nosotros, a centrarse en cosas que son hermosas, puras y positivas (versículos 8-9). Meditar en tales cosas desarrolla nuestra capacidad de notar y apreciar pequeñas bellezas y aumenta la sensación de acción de gracias a Dios. Un espíritu de satisfacción y gratitud trae paz.

Una persona que habla palabras de aliento y tiene una actitud de satisfacción es atractiva; atrae a la gente hacia ella, incluso si enfrenta tiempos de crisis y dolor. Cuando tu amabilidad sea evidente para todos, otros sabrán que el Señor está cerca y ellos también se regocijarán.