domingo, 8 de diciembre de 2019

PERDIDO Y ENCONTRADO




Lucas 15:1-10
"Muchos recaudadores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para oírlo,
de modo que los fariseos y los maestros de la ley se pusieron a murmurar: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
Él entonces les contó esta parábola:
«Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla?
Y, cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros
y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido”.
Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Parábola de la moneda perdida
»O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la moneda que se me había perdido”. Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.

Las parábolas de Jesús en esta sección de Lucas tenían la intención de desarrollar diferentes imágenes de un padre amable que perseguía al arrepentimiento impío y malvado. Las duras palabras de Jesús sobre el juicio deben ser contrarrestadas con sus imágenes de un padre amoroso.



Analiza cada una de las parábolas e identifícate con la oveja perdida, o con la moneda extraviada, pero también identifica a tu Padre, el buen pastor que sale en busca de tí, y que hace fiesta cuando encuentra la moneda. Ese es tu padre amoroso que se ocupa y te busca cada día de tu vida.

¿Cómo te ha mostrado Dios su amor hoy?

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