domingo, 22 de diciembre de 2019

CRECIMIENTO



2 Pedro 3:18
"Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén."


Es una ley de la naturaleza que donde no hay crecimiento, no hay vida. Ese principio se aplica tanto a nuestras vidas espirituales como a las plantas y los niños. La forma en que crecemos en nuestra formación espiritual es "crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 3:18). Pero ¿qué significa eso? Si la gracia es completamente un regalo de Dios para nosotros, ¿cómo podemos tomar la iniciativa de "crecer en gracia"?

Como explica el teólogo del siglo XIX Archibald Alexander, "en la medida en que cualquier alma aumenta en conocimiento espiritual, en el mismo grado crece en gracia". Para crecer en gracia se requiere ser diligentes en la adquisición del conocimiento espiritual, tanto experiencial e intelectual, que nos permite crecer en sabiduría: conocimiento de nuestro estado espiritual, conocimiento de la Palabra de Dios y conocimiento de Cristo.

En su ensayo "Crecimiento en gracia", Alexander ofrece varias sugerencias sobre cómo crecer en la gracia:

1. Reconozca que requerirá un esfuerzo sostenido: “Como el crecimiento en la gracia es gradual, y el progreso del día a día es imperceptible, debemos aspirar a hacer algo en este aspecto todos los días. Debemos morir diariamente al pecado y vivir para la justicia ".

2. Haz el trabajo, pero confía en el Espíritu Santo. Nuestro progreso en la formación espiritual requiere que "hagamos el trabajo" practicando diligentemente disciplinas espirituales. Pero aun cuando agreguemos nuestros esfuerzos humanos hacia la santificación, debemos darnos cuenta de que cualquier progreso es obra del Espíritu Santo. 


3. Estudia las Escrituras para obtener un beneficio espiritual en lugar de curiosidad y controversia: "Evita las especulaciones curiosas y absurdas respecto de las cosas no reveladas y no dejes que crezca en ti un espíritu de controversia". Nuestros esfuerzos al estudiar las Escrituras deberían llevarnos a ser más como Jesús, no hacia convertirnos en mejores debatidores teológicos o sabedores de especulaciones oscuras.

Crecer en gracia requiere adquirir el conocimiento espiritual que nos lleva a ser más obedientes a Cristo.

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