Marcos 12:34
"Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo:
—No estás lejos del reino de Dios.
Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas."
La historia está llena de hombres que casi lo lograron. Un profesor de historia preguntó: "¿Qué tienen en común Charles Pinckney, Horatio Seymour, Alton Parker y James Cox?" Nadie sabía. Todos se postularon para la presidencia de Estados Unidos: Pinckney contra Jefferson, Seymour contra Grant, Parker contra Teddy Roosevelt y Cox contra Harding. Pero la historia no premia al hombre que casi triunfa, solo al que triunfa. La Palabra de Dios también habla de hombres que casi lo lograron pero fallaron. Un escriba sin nombre es un buen ejemplo.
Este joven brillante se acercó a Jesús y le preguntó cuál era el mandamiento más importante. La respuesta de Jesús fue la condensación más profunda de la ley de Dios: el hombre debe amar a Dios con todo su corazón y al prójimo como a sí mismo. Al parecer, el escriba estaba profundamente conmovido. Él respondió: Bien dicho, Maestro. Has dicho la verdad, porque hay un solo Dios, y no hay otro sino Él (Marcos 12:32). La Biblia dice: Cuando Jesús vio que había respondido sabiamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios" (Marcos 12:34). La tragedia es que, aunque no estaba lejos, evidentemente no había logrado entrar.
El joven rico es otro ejemplo, al igual que el rey Agripa, quien admitió que estaba "casi persuadido". Estos hombres aparentemente murieron cerca de la puerta pero no dentro de ella. Nuestro mundo está lleno de religiosos que están tan cerca y tan lejos. Ellos también corren el peligro de no llegar nunca. Debemos orar para que se comprometan con el Maestro y que nosotros también estemos totalmente comprometidos con Él.
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