Romanos 14:16
"En una palabra, no den lugar a que se hable mal del bien que ustedes practican."
Después de tres años angustiosos en un campo de prisioneros nazi, Viktor Frankl dijo: "Vi a algunos hombres actuar como cerdos mientras que otros actuaron como santos". El destacado psiquiatra explicó que quienes actuaron como santos habían decidido actuar y reaccionar responsablemente independientemente de las condiciones. Nuestra conducta diaria depende de ese mismo tipo de decisión.
Algunos se preocupan poco por los sentimientos de los demás. Incluso algunos cristianos sienten que no es asunto de nadie lo que hacen, y viven de manera muy egoísta. Cuán ajeno a las leyes del amor enseñó nuestro Maestro. Pablo suplicó: Sin embargo, si tu hermano se entristece por tu comida, ya no andas en amor. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió (Romanos 14:15). En otras palabras, nuestras acciones deben estar orientadas a sanar a las personas, no a lastimarlas. No somos islas, completos en nosotros mismos, sino océanos que bañan muchas costas.
Es cierto que a menudo es difícil decidir qué está bien y qué está mal. Estos tres criterios nos ayudan a decidir:
(1) ¿Puedo hacerlo con motivos puros?
(2) ¿Ofenderá a alguien?
(3) ¿Me expondrá al peligro de desarrollar malos hábitos?
Una respuesta honesta a cada pregunta facilitará una buena decisión. El mundo está esperando a personas que no vivan según la ley de la selva, sino según la ley del amor. Para un mundo espiritualmente hambriento, ese es sin duda nuestro mejor testimonio personal.
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