jueves, 19 de junio de 2014

CONSEJOS


Bendeciré al Señor en todo tiempo;    mis labios siempre lo alabarán.

 Mi alma se gloría en el Señor;    lo oirán los humildes y se alegrarán.

 Engrandezcan al Señor conmigo;    exaltemos a una su nombre.

 Busqué al Señor, y él me respondió;    me libró de todos mis temores.

 Radiantes están los que a él acuden;    jamás su rostro se cubre de vergüenza.

 Este pobre clamó, y el Señor le oyó    y lo libró de todas sus angustias.

 El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen;    a su lado está para librarlos.

 Prueben y vean que el Señor es bueno;    dichosos los que en él se refugian.

 Teman al Señor, ustedes sus santos,    pues nada les falta a los que le temen.

 Los leoncillos se debilitan y tienen hambre,    pero a los que buscan al Señor nada les falta.

 Vengan, hijos míos, y escúchenme,    que voy a enseñarles el temor del Señor.

 El que quiera amar la vida    y gozar de días felices,

 que refrene su lengua de hablar el mal    y sus labios de proferir engaños;

 que se aparte del mal y haga el bien;    que busque la paz y la siga.

 Los ojos del Señor están sobre los justos,    y sus oídos, atentos a sus oraciones;

 el rostro del Señor está contra los que hacen el mal,    para borrar de la tierra su memoria.

 Los justos claman, y el Señor los oye;    los libra de todas sus angustias.

 El Señor está cerca de los quebrantados de corazón,    y salva a los de espíritu abatido.

 Muchas son las angustias del justo,    pero el Señor lo librará de todas ellas;

 le protegerá todos los huesos,    y ni uno solo le quebrarán.

 La maldad destruye a los malvados;    serán condenados los enemigos de los justos.

 El Señor libra a sus siervos;    no serán condenados los que en él confían.

Salmo 34

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