Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 13 de junio de 2014
REFLEJANDO A DIOS
Ser cristiano no se trata de hacer un viaje semanal a la iglesia. Tenemos que desarrollar el carácter de Dios para que otras personas pueden ver realmente a Jesús trabajar de una manera práctica.
Efesios 5:1 dice que debemos ser imitadores de Dios. Desafortunadamente, decirlo o leerlo es mucho más fácil que hacerlo realmente.
Muchas veces hacemos cosas que no reflejan a Dios. Es fácil desanimarse, seguir obrando mal y condenarnos a nosotros mismos cuando nos quedamos cortos.
Afortunadamente, a Dios no le molesta que no hayamos llegado todavía. Él sabe que somos sólo humanos. Él sabe que no vamos a hacerlo al instante, Él lo podría hacer por nosotros perfectamente durante la noche, pero Él quiere forjar nuestro carácter y que seamos valientes y esforzados.
No estamos destinados a vivir vidas estancadas, ni quedarnos en nunca avanzar en nuestra fe. ¿Dónde está la aventura en eso? Tenemos que ser capaces de mirar hacia atrás en nuestra vida y ver algunos cambios que están ocurriendo.
Yo solía ser un fariseo. Yo creo que podría haber sido el jefe de los fariseos. Tenía y hacía actos religiosos, pasando cerca de Dios, pero no estaba haciendo nada en verdad por "imitar" a Dios. En algún momento, Él llevó a preguntarme: "¿Qué estoy haciendo para ser más como Dios, estoy realmente ayudando a alguien? ¿Estoy en esto para que Dios haga algo en mi vida???"
Cuando llegamos a un lugar de cuestionamientos como esos, debemos sacar provecho y hacer cambios radicales. Cambios que nos conduzcan hacia el ser más como Cristo.
Quizás tú estés luchando para no caer en la trampa del perfeccionismo y la auto-condenación. Todos cometemos errores, pero lo importante es estar dispuestos a tomar medidas todos los días hacia el ser más como Dios y como Jesús.
Oración: Dios, te doy gracias porque a pesar de que Tú ves mis errores, todavía me amas y me ayudas a vivir una vida santa. Aunque me niego a ser desalentado por mis fracasos, también me niego a permanecer igual. Elijo seguirte e imitarte más y más cada día.
En el nombre de Jesús, amén.
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