Ella se aferró fuertemente a su pierna mientras observaba a los otros niños en el parque infantil. "¿Con quién puedo jugar, mamá?", le susurró en voz baja. Podía ver el miedo en sus ojos, ella tenía miedo de salir a algo nuevo. "Estoy aquí contigo cariño, pero tienes que ir a hacer algunos amigos. ¡Te divertirás! ", Le dijo mientras le daba una palmadita animándola a ir unirse a los otros niños.
Siempre hemos necesitado un lugar de refugio, de protección y de paz. Dios quiere protegerte, como a un hijo, al igual que tú quieres proteger a tus hijos. Y al igual que Él, no desea que te encierres para esconderte del mundo. Tú quieres que tus hijos jueguen, aprendan y puedan divertirse con otros niños. Tú deseas que ellos tengan comunidad.
Cuando nos convertimos en adultos, los días de juegos de patio quedan detrás de nosotros. Decidimos levantar paredes. Dejamos que el miedo abrume nuestros corazones. En lugar de buscar comunidad y amiguitos decidimos seguir por nuestro lado. Hay miedos e inseguridades. El enemigo quiere que vivamos presas del miedo. Quiere que nos quedemos en casa viendo el mundo desde la TV y quedando atrapados en una zona "segura" pero sin comunidad ni interacción con otros creyentes.
¿Sabes lo que pasa cuando te reúnes con otros creyentes en comunidad? CRECES.
En el libro de Josué, Dios está hablando a Josué diciéndole "¡Sé fuerte y valiente!". Repite esta línea para él tres veces. ¿Alguna vez te sientes frustrado y tienes que repetir una y otra vez a tus hijos para que te entiendan?". Dios debe haber estado pensando en lo mismo. Josué sintió que estaba frente a algo imposible, y Dios le recordó (una y otra vez) que estaba allí con él. Él no tenía nada que temer.
Hoy Dios te dice lo mismo: "¡No temas!". Ve con otros creyentes y comparte. Diviértete. Aprende. Al igual que la señora le dijo a su hija, Dios te dice que está contigo. Ve y explora, te va a hacer bien.
¡No tenemos nada que temer cuando estamos escondidos en Él!
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