Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 28 de junio de 2014
PEQUEÑECES
Santiago 3:5
“Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas”
Un mosquito es un insecto diminuto, pero su potencial para causar estragos es inmenso. Cada año vemos que aparecen nuevas enfermedades o virus mutando y convirtiéndose en epidemias o puntos de epidemia, todo por la facilidad que encuentran al transportarse en mosquitos o zancudos. Hay hasta casos de envenenamiento en la sangre debido a esas picaduras.
En el caso del envenenamiento de sangre, el tratamiento para ella dura más de un mes, y consiste en repetidas inyecciones de penicilina para eliminar la infección. Es algo terriblemente doloroso y bastante aterrador para todos, sobretodo los niños. Todo debido a algo tan diminuto como un mosquito.
Santiago nos advierte sobre otra pequeñez que también puede ser muy destructiva. Dice que, aun cuando la lengua es pequeña, se jacta de grandes cosas. Es como una pequeña chispa que enciende un gran bosque (3:5). Aunque la lengua es pequeña, es muy grande el daño que ésta puede causar. Las palabras llevan consigo el poder sanador o una capacidad destructora muchísimo mayores que el veneno de cualquier picadura de mosquito.
Es esencial que usemos nuestras palabras con gran sabiduría y cuidado. Considera cuidadosamente las palabras que eliges. ¿Estarán sazonadas con el bálsamo de la gracia o con el veneno de la ira?
Es mejor morderte la lengua que dejar que ésta muerda a alguien más.
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