domingo, 22 de junio de 2014

RÍNDELA




Marcos 8:34-35

"Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.
—Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará."

Nunca falla. Tan seguro como mi café de la mañana que va a suceder. De repente, el perro ladra al salir a la calle, los niños se están peleando por un lápiz de color rojo, y los sándwiches de queso a la plancha se queman. 

Mientras tanto, estoy haciendo mi propia versión de una danza al querer entrar a un baño ocupado. Y todo ello ocurre mientras estoy hablando por teléfono.

Esta es quizás una ilustración muy efectiva sobre la cuestión de la maternidad. Ya sea que tu personalidad sea cualquiera de la A a la Z, no se puede escapar de este caos. Esto más o menos viene con la descripción del trabajo. Está listado en algún lugar entre "sea la fábrica de leche" y "cantar canciones de cuna antes de dormir." Oh, sí, ahí está: "abrazar el caos."


He estado pensando mucho últimamente acerca de lo que realmente significa "abrazar el caos".


¿Encontramos alguna manera de reírnos de ello? El sentido del humor es definitivamente muy necesario en este trabajo de ser padre o madre, pero también tiene sus límites. No pasa mucho tiempo antes de que mi risa de "sin preocupaciones" se convierta en algo que suena un poco más como de bruja mala.


Así que si no es eso, ¿Entonces qué? ¿Nos damos por vencidos? ¿Nos convertimos en la persona con un cartel para el caos, con grandes letras de imprenta en negrilla que se lee: "Si no puedes vencerlos, únete a ellos?" Bueno, yo no sé ustedes, pero yo no quiero colgar ese cartel en mi pared.

No podemos renunciar a la confusión de la vida o golpearla en la cabeza con un martillo. No podemos ignorar tampoco que nuestra vida se llenará de caos en algunos momentos.

Debemos someternos a Aquel que salió de la perfección del cielo para vivir en medio de nosotros en un mundo desordenado. El que eligió llevar nuestro caos en la cruz.¿El torbellino de caos te ha dejado luchando por tu vida? 

No puedes salvarte a ti mismo, amigo. Tú no eres el héroe de tu historia.

Es hora de quitarnos los guantes de boxeo, aflojar los puños, y levantar las manos abiertas en señal de rendición al Salvador.

Para salir del caos simplemente rinde tu vida. Esto no significa que perderás la identidad. De hecho, lo opuesto es verdad. 

Rendir tu vida a Cristo = Salvación. Tu identidad está escondida en Cristo, y ninguna cantidad de caos jamás podría ocultar esta verdad o llevarla lejos de tí.

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