Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 26 de enero de 2016
CAÍN
Génesis 4:1
"El hombre se unió a su mujer Eva, y ella concibió y dio a luz a Caín. Y dijo: «¡Con la ayuda del Señor, he tenido un hijo varón!»"
Él habría sido el príncipe Caín, heredero de toda la tierra. Pero su padre lo perdió todo por la desobediencia. Así terminó como agricultor. ¿Qué actitudes de Caín provocaron que terminara siendo recordado como alguien tan negativo y hostil?
Fue arrogante: "Voy a ofrecer lo que quiero" Cuando fue rechazado, él puso mala cara. Fue irrespetuoso y grosero: "¿Yo soy el guardián de mi hermano?". Desafiante, tanto que anuló la sentencia de Dios a vagar inquieto y se construyó una ciudad. Si sus padres habían pensado que podrían ser como Dios (Génesis 3:5), este niño mimado definitivamente pensaba que era Dios.
¿Cómo tratar a Dios con tanta irreverencia, con tal rebelión? Dios pacientemente trató de llegar a un Caín desagradecido, para corregirle y para advertirle. Tenía la esperanza de que Caín fuera a cambiar. Pero cuando se cometió el asesinato, su justo juicio tenía que caer. Aunque Caín permaneció impenitente, la asombrosa gracia de Dios abundó hacia Él. Dios todavía lo protegió. Este es nuestro Dios, siempre llegando a pecadores indignos con esperanza, gracia y misericordia.
Quizás detectemos algunos rasgos sutiles encubiertos de Caín en nosotros. Quizás somos arrogantes, hostiles, irrespetuosos con Dios y desafiantes. Actuemos ya, no queremos ser recordados como asesinos de sueños, como malos hermanos, como malos hijos.
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