NOÉ

Génesis 6:9
"Ésta es la historia de Noé.
Noé era un hombre justo y honrado entre su gente. Siempre anduvo fielmente con Dios."

Dios le había dicho que destruiría todo. Noé debió haber preguntado esto una y mil veces. La idea era absolutamente terrible: El arca, tan enorme y embarazosa. "¿Qué dirá la gente? Oh Dios, por favor dame una señal. Tal vez deba esperar un tiempo antes de empezar a recoger animales..."

A menudo toma mucho coraje el obedecer a Dios. Pensamos en la opinión de la gente, las expectativas de la sociedad, las presiones de compañeros y familiares se interponen en nuestro camino. Terminamos viviendo para los demás, rara vez nos complacemos a nosotros mismos y apenas somos conscientes de lo que Dios desea. Ese es el problema: escuchamos a los demás más de lo que podemos escuchar a Dios. ¿Por qué no habla más claramente?, pensamos. Estamos confundidos acerca de sus mandamientos, por lo que dudamos si obedecer o no.

Pero Noé pasó todas estas pruebas. "Él hizo todo tal como Dios lo había mandado." ¿Cuál era su secreto? Fue su fe (Hebreos 11: 7). Por la fe, Noé en santo temor "no se atrevió a cuestionar la lógica de ese gran barco. Él creía que la inundación venía porque Dios así lo dijo. Se puso de pie en el temor del Omnipotente. Reconoció su humilde posición, ya que era sólo un hombre-criatura.

No había ningún fallo en el diseño cuando Dios creó al hombre. Adán se quedó corto por elección. Noé halló gracia por la obediencia. A través de Noé, su familia se salvó y la humanidad tuvo otra oportunidad. Sin embargo, el problema con el pecado se mantuvo. Pero gracias a Dios por el Señor Jesucristo, por su obediencia, los pecadores siempre podemos encontar ponernos a cuentas Dios (Romanos 5:19).

Dios es nuestro Padre. Él sabe lo que es mejor para nosotros. Él nos lo deja saber. ¿Le obedeceremos, como lo hizo Noé?