domingo, 24 de enero de 2016

Y DIOS FORMÓ AL HOMBRE...



Génesis 2:7
"Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente."


El nido es un poderoso símbolo de la devoción de los padres. Dos pájaros trabajan incansablemente recogiendo ramas y hojas. Entonces ellos cuidadosamente tejen de ello una cesta segura para sus hijos.

Una imaginería similar se presenta en el pasaje de hoy. El mundo estaba vacío, no habitable. Así que antes de formar al hombre, Dios construye cuidadosamente un exuberante jardín. Puso árboles. Podría haber sido sólo un tipo de árbol para la comida. Pero no, Dios se esforzó por complacer hombre con variedad y algunos eran sólo por placer. Entonces, llega la advertencia de Dios, que suena como cuando una madre le dice al nene: "No toques la plancha caliente, te vas a hacer daño." Una restricción expedida en el amor con el bienestar de Adán en el corazón.

Dios era el padre de Adán. Él lo hizo. Él le dio la libertad de crecer, de desarrollar sus capacidades intelectuales. Cuando Adán necesitaba compañía humana, Dios proveyó una y Adán estaba totalmente satisfecho. Nunca fue una relación 'Yo Dios, tú criatura'. Dios amó al hombre. Él siempre estaba dando al hombre. Él nunca exigió, no esperaba nada a cambio, excepto la obediencia.

Entonces, ¿cómo respondemos a ese amor?
Dios siempre ha sido nuestro proveedor de cuidado. ¿Cómo debemos buscar ser Sus hijos obedientes?


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