VIVA EL REY

2 Reyes 9:13
"Dicho esto, todos se apresuraron a tender sus mantos sobre los escalones, a los pies de Jehú. Luego tocaron la trompeta y gritaron: «¡Viva el rey Jehú!»"

Cuando Jesús vino a Jerusalén montado en un burro, para recibir elogios y alabanzas de la multitud reunida, cumplió las profecías del Antiguo Testamento de Jesús como Rey. Isaías 62:11 llama a "Hija Sión" a observar a este Rey, y Zacarías 9: 9 representa al Rey "humilde y montado en un burro, en un pollino, el pollino de un burro". 

Mientras que la mayoría de las procesiones reales presentan una extravagancia increíble Jesús entró humildemente a la ciudad en un simple burro. Mientras los caballos fueron montados en tiempos de guerra, los gobernantes montaron burros en tiempos de paz como un signo de humildad hacia la gente (1 Re 1:38-40). Aquí, Jesús ejemplificó el regreso pacífico de un rey a Jerusalén. Al montar en un burro, demostró que vino a traer gracia y no juicio. Además, es significativo que Jesús montara un pollino, que es un burro joven y sin entrenamiento. Normalmente, sería increíblemente difícil para alguien montar un animal nunca usado a través de una escena abarrotada y caótica con una carga desconocida sobre su espalda. ¡Pero este era Jesús, creador del mundo!

Esta escena fue nada menos que una procesión real (2 Reyes 9:13), sin embargo, hasta este momento, Jesús había evitado consistentemente tales exhibiciones (Mt 8: 4; 9:30; 12:16). Sin embargo, ahora estaba listo para presentarse públicamente como el Mesías y el Rey. Este fue el último viaje de Jesús a Jerusalén, y eligió ingresar de tal manera que no dejara dudas de que Él era el Mesías prometido que había venido a salvar a la nación. Nadie en la ciudad podría perderse la procesión o la referencia de cumplimiento de la profecía transmitida por la entrada de Jesús.

Jesús, no hay duda en mi corazón de que eres el Mesías prometido. Dame la sabiduría para ayudar a otros a entender esta verdad sobre ti. Amén.