Filipenses 2:10-11
"Para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra
y debajo de la tierra,
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre."
El juicio es algo terrible y está por llegar. Dios es fuego consumidor (v. 14), y debido a que lo es, el profeta hizo una pregunta un tanto retórica en el versículo 14. ¿Quién puede vivir con el fuego consumidor de Dios? ¿Quién puede permanecer recto cuando la santidad de Dios quema los actos hipócritas de justicia junto con el pecado rebelde de la humanidad? Sorprendentemente, después de esto vemos en el versículo 17 una imagen no del fuego del juicio de unos pocos versículos antes, sino de la belleza del Rey.
Tal es la diferencia entre la perspectiva de quienes, con humildad, se han arrojado a la merced del Rey y la de quienes, con soberbia, han presumido de su paciencia. El hecho de que todo ser humano doblará su rodilla y honrará a Jesús no es una cuestión de "si"; es una cuestión de "cuándo". Cada rodilla se doblará. Toda lengua lo reconocerá. Y será hecho para la gloria de Dios Padre (Fil 2:10 - 11). Algunos se inclinarán con gran alegría ante la belleza del Rey; otros se postrarán aterrorizados ante su juicio. Pero no se equivoque, cada persona doblará su rodilla ante Jesús.
Jesús, humildemente me arrojo a tu misericordia. Espero con ansias el día en que cada rodilla se doble ante ti, mi Rey. Amén.
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