martes, 16 de marzo de 2021

LA CORONA


 

Lucas 1:32-33

"Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin."


Ezequiel habló del turbante y la corona como una forma de hacer referencia al rey venidero que gobernaría sobre el pueblo de Dios. La campaña de Dios contra el pecado es severa y nada quedará después de que la obra de Dios haya terminado. El sistema actual quedaría destrozado y arruinado. Israel nunca tuvo un rey perfecto, aunque parecía que varios líderes asumirían este papel. Anhelaban un rey. Sin embargo, ningún simple humano podría desempeñar el papel de rey que la gente anhelaba. Necesitaban un Mesías real que hiciera perfectamente lo que otros no habían logrado.


La corona no pertenece a nadie más que a Jesús. Jesús es el Rey supremo que se sienta en el trono (Lc 1:32-33). Jesús es digno no solo de la corona de Dios, sino también de toda medida de valor de la vida de su pueblo. Un día, todos los que confían en Jesús podrán arrojar su gloria y sus logros a sus pies y reconocerlo como Aquel que es digno de todo honor, porque Él y solo Él ha ganado la salvación para los le creen.


Jesús, por favor capacítame y dame poder para hacer grandes cosas por ti, de modo que lo que logras a través de mí pueda un día ser arrojado a tus pies. Amén.


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