1 Reyes 15:3-5
"Abías cometió todos los pecados que, antes de él, había cometido su padre, pues no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su padre David.
No obstante, por consideración a David, el Señor su Dios mantuvo la lámpara de David encendida en Jerusalén, dándole un hijo que lo sucediera, para fortalecer así a Jerusalén.
Porque David había hecho lo que agrada al Señor, y en toda su vida no había dejado de cumplir ninguno de los mandamientos del Señor, excepto en el caso de Urías el hitita."
Empezaremos a ver ciertas tendencias en los Reyes que vienen a gobernar tanto el Reino del Norte como el de Judá. En este último, el siguiente ciclo se repetirá una y otra vez:
- Un nuevo rey asume el poder
- El nuevo rey no es fiel a Dios. Comete los mismos pecados que el anterior.
- El Señor por amor a David no extingue el reinado de sus descendientes
- Se recuerda el amor y la devoción de David al Señor, la razón por la cual su descendencia siguen en el poder.
Tenemos que ver todo esto de una forma espiritual. Si bien el Señor va a cumplir sus promesas, no debemos "confiarnos" y pensar que ya tenemos ganado todo espiritualmente por la obediencia y devoción de nuestros padres o abuelos. Tratemos de tener una comunión directa con Dios, no seamos de lo que lo conocen "por herencia". Hablemos con Él directamente y obtengamos promesas y bendiciones por medio de nuestra comunión cercana con Él.
Oración: Padre, tú tienes hijos, no nietos. Quiero tener una relación de Padre-Hijo directamente contigo. Que no pierda de vista que nada sustituye una comunión directa contigo. Gracias por amarme y escogerme, que nunca descuide mi relación contigo, en el nombre de Jesús, amén.
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