Nehemías 2:17-20
"Por eso les dije:
—Ustedes son testigos de nuestra desgracia. Jerusalén está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego. ¡Vamos, anímense! ¡Reconstruyamos la muralla de Jerusalén para que ya nadie se burle de nosotros!
Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que el rey me había dicho. Al oír esto, exclamaron:
—¡Manos a la obra!
Y unieron la acción a la palabra.
Cuando lo supieron, Sambalat el horonita, Tobías el oficial amonita y Guesén el árabe se burlaron de nosotros y nos preguntaron de manera despectiva:
—Pero ¿qué están haciendo? ¿Acaso pretenden rebelarse contra el rey?
Yo les contesté:
—El Dios del cielo nos concederá salir adelante. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Ustedes no tienen arte ni parte en este asunto, ni raigambre en Jerusalén."
Nehemías comparte su visión de la reconstrucción con la gente, un proyecto que la Biblia llama "buena obra". De inmediato reciben oposición. En los versículos de hoy vemos algo super importante en la vida de cualquier seguidor de Cristo: "Y unieron la acción a la palabra"
Muchas veces el cristiano no miente cuando habla, pero sí cuando canta. ¿Cuántas veces no hemos cantado: "Heme aquí, envíame a mi", pero cuando el Señor nos llama esta letra se cambia a "Heme aquí, envíalo a él". Cantamos y decimos que viviríamos por Dios y moriríamos por Él pero nuestras acciones diarias dicen todo lo contrario. Debemos aprender a unir la acción a la palabra. Seamos íntegros y transparentes en todo lo que decimos y hacemos.
Oración: Padre, ayúdame a ser íntegro. A unir la acción a la palabra. Que lo que diga con mis palabras no se borre con mis acciones. En el nombre de Jesús, amén.
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